Un Miércoles Cualquiera

Como nunca, y a recomendación de mi novia, voy a escribir todos los días unos minutos, para alimentar a este blog hijo abandonado.


Tras sentir el miedo de tomar fotos, hoy quiero decir que congelar una milésima de segundo, tomar una real fotografía recompensa todo esfuerzo que pudiera ocasionar.

Gracias a Dios, casi siempre he tenido todo lo que necesitaba para tomar fotos. Casi nunca lo he aprovechado. Siempre miraba al costado, y mi codicia me hacia envidiar a “ese” chico que tenia tal o cual modelo; pero nunca miraba sus fotos, y lo que es peor, no miraba las fotos que hacia yo.

Hoy, a casi cinco años de haber comprado mi primera cámara (una Zenit de enésima mano), puedo decir que mis primeras fotos, esas que sin duda alguna fueron duramente criticadas, me sirvieron como trampolín para enseñarme a nadar en aguas más profundas;
Y hoy, con la cámara de mis “sueños” me doy cuenta que las mejores fotos que he tomado han sido fruto de la casualidad (por el momento), de mi pericia (por saberlo reconocer, pues de cada fotografía captada en el momento, se me han escapado 100) y de Dios (por haberme dado las herramientas, el talento, el lugar y el momento); no de la cámara.

Hoy quiero agradecer, no solo a Dios, sino a todas aquellas personas que me ayudan a mejorar: a aquellas que me han dado un empujón en la interminable “carrera” de la fotografía. Aquellos que me enseñaron como “hacerla”, de aquellos que me enseñaron que no hacer, a aquellos que se prestaron para tomarles fotos (en la joda, en las fiestas) y por aquellos que no se dejaron tomar fotos (por enseñarme cual era mi limite); a quienes confiaron en mi (y pido disculpas si es que el saco me quedo grande) y quienes no confiaron en mi, porque me obligaron a mejorar.

A todos gracias, y a quienes me han seguido, a los pocos, incluyendo a mi novia, (sí, a ti mi lupita)
PD: Desde hoy, prometo colgar fotografías diariamente (como minimo, dos veces por semana).

Sin más, me despido…